Dos sustos nos llevamos en la novillada de Fini, uno en el quinto cuando el toro cogió al novillero madrileño, por un sitio muy feo, entrando el pitón a la altura de la ingle hasta el abdomen, gracias a Dios, todo quedó de nuevo en un susto. Y Fini que a la salida del segundo par de banderillas, calló en la cara del toro haciéndo por el y dando otro gran susto, que de nuevo el Señor quiso que no pasara nada. Es la cara amarga del toreo, muchos dicen que las cornadas dan contratos, bienaventurados esos que contratan a costa de las cornadas de toreros, porque dicen ser profesionales del toreo....
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